«Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.» Mateo 7:20–23
¿Hay falsos cristianos? Sí. ¿Muchos? Sí. ¿Involucrados activamente en su falso cristianismo? Sí. En la superficie, es posible aparentar que uno sigue a Jesús. Él lo advirtió desde el principio.
Recuerdo que cuando escuché estas palabras por primera vez, pensaba que iban dirigidas a aquellos que se consideran cristianos por tradición o cultura, pero que en realidad nunca van a la iglesia ni leen la Biblia. Sin embargo, esas personas no encajan con la descripción. Jesús se está refiriendo a personas que activamente participan de una aparente adoración.
¿Dónde se encuentran estas personas que creen que son cristianos, pero no lo son? ¡Están en iglesias! Y Jesús dice que habrá muchos. Esta impactante advertencia debería llevarnos al más profundo examen personal delante de Dios. Pero esta es la realidad que necesitas tener en cuenta:
El 100% de quienes creen falsamente que son cristianos, cuando escuchan o leen esta advertencia, automáticamente piensan que Jesús estaba hablando de otros.
No importa que tú digas que eres cristiano. Importa que Jesús lo diga. ¿A qué obedeces? ¿Su Palabra, o tus impresiones personales acerca de Dios?
“El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.” 1 Juan 2:4–5
